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Sobre la estructura de las cartas de Pablo

  La estructura de las epístolas de Pablo Como toda carta, las epístolas de Pablo revelan mucho del apóstol mismo y de sus destinatarios. Por medio de ellas, nos enteramos del estado de la relación entre Pablo y las iglesias que fundó, las situaciones y necesidades que tenían éstas o el individuo al que iban dirigidas, los planes del apóstol misionero y su teología. Fue interesante aprender que, al igual que el resto de la literatura bíblica, la estructura de las cartas del Nuevo Testamento no es única sino típica de las cartas de la época. En cuanto al estilo, las cartas pueden ser sencillas y personales (Filemón) o muy elaboradas y con gran contenido teológico (Romanos). Tan solo a través de la salutación, vislumbramos el estado de ánimo de Pablo (cariñoso, agradecido, enojado, por ejemplo), y la acción de gracias o bendición que prosigue introduce el tema o los temas que se van a desarrollar en el cuerpo de la carta. En éste, se da a conocer el motivo de la misiva o las circun

Sobre Gálatas

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  Reflexión sobre la carta a los Gálatas   La carta a los Gálatas, junto con la carta a los Romanos, sirve hasta hoy como base para la doctrina cristiana de la justificación por fe y no por obras. Durante la Reforma, Martín Lutero, Juan Calvino y otros reformadores interpretaron las palabras de Pablo de tal modo que llegaron a la conclusión de que su intención era enfatizar que, aunque las buenas obras podían ser señal y el fruto de una vida cristiana, esas obras “no podían establecer, mantener, ni mejorar la condición de uno con Dios” (Powell, pág. 312). No obstante, más recientemente, algunos eruditos cuestionan que este haya sido el punto principal de Pablo. Si entendí bien, el punto en sí habría sido que no era necesario volverse primero judío, con todo lo que implicaba (circuncidarse, seguir las normas de alimentación, días de reposo, etc.) para ser seguidor de Cristo. Ya todo eso era obsoleto. La ley solo señalaba las faltas, pero no las abolía. “La ley describe la santidad, pe

La Biblia y yo

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  La Biblia y yo Empecé a leer la Biblia a eso de los 17 años cuando comencé a ir a la iglesia que un misionero bautista estaba iniciando en mi ciudad natal, y desde un principio la tomé en serio. Fui de esas jóvenes que seguían al pie de la letra las indicaciones, así que cuando leí “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”, con todo el dolor de mi corazón y muchas lágrimas, tuve que terminar con mi novio. Esta historia cursi y juvenil sirve para ilustrar mi perspectiva inicial sobre la Biblia: la Biblia era el libro donde estaban estipulados los mandamientos y las reglas que todo cristiano debía obedecer y había que leerla para conocer la voluntad de Dios para nuestra vida y para saber qué pecados tenía uno que dejar. Mi acercamiento estaba tan fundado en el sentido del deber, que unos dos años después me compré una biblia del programa de lectura “La Biblia en un año” y la leí de principio a fin como nos lo habían indicado. No creo haberle sacado mucho provecho, mas que la sa

Sobre Hechos

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  Reflexión sobre el libro de Hechos   Jamás había tomado en cuenta que muchos de los libros o escritos de la Biblia circulaban al mismo tiempo o se escribieron cuando ya otros circulaban, como al parecer es el caso del libro de Hechos y las cartas de Pablo. Supongo que la aparición en nuestras biblias de los libros en determinado orden puede dar la falsa impresión de un desarrollo ordenado y paulatino, como si cada autor hubiera esperado su turno y escrito con total apego a lo que ya se había dicho, pero no es así. La Biblia es bastante desordenada, heterogénea, discrepante y selectiva. Muestra de ello es el detalle curioso de que Hechos, un registro sobre el comienzo y crecimiento de la iglesia primitiva, omite eventos que su autor debió conocer (si en verdad se escribió en la década de los años 80). Varios de estos sucesos son negativos, pues conciernen a los problemas que ya comenzaba a haber en la iglesia (divisiones, falsos maestros, desacuerdos fuertes). Una muestra de discr

Sobre Juan

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  Reflexión sobre el Evangelio de Juan Perla Morley   Cuando leí el Evangelio de Juan hace unos meses se me hizo tan diferente de los otros que pensé: “Este suena como otro Jesús, como una persona completamente distinta”. ¡Y quizás lo es! Quizás más que un registro de sus hechos y enseñanzas es una reflexión de su persona y su misión. A decir verdad, prefiero al Jesús más terrenal de los otros Evangelios. Sin embargo, algunos de los pasajes que más me alientan se encuentran en Juan (la resurrección de Lázaro y la interacción de Jesús con sus hermanas; su actitud y su conversación con la samaritana). Es muy interesante aprender sobre el análisis de los textos y acerca de algunas de las pistas que les indican a los eruditos, por ejemplo, que el Evangelio de Juan que tenemos hoy en nuestras manos es muy probablemente una segunda, tercera, cuarta o incluso quinta edición del manuscrito original. Entre esas pistas están los sitios donde aparentemente se insertaron otras porciones fu